Regresiones : Vida Amorosa I

Empezando a publicar desde aquella promesa que hice hace unos días, no se me ocurrió de que hablar, o más bien escribir, así que empezaré con una serie de la cual titularé "Regresiones", aquellas cosas cagadas que en su momento hicieron que se me subieran las bolas a la garganta o que me sentí el rey del mundo.

En esta ocasión, la primera regresión hablará acerca de mi nula vida amorosa. A lo largo de toda mi vida, nunca he sido popular con las mujeres. O no que yo me dé cuenta. Punto en contra : Estoy muy, pero muy idiota para indirectas de esa índole. (Entiendo cuando alguien quiere que me largue o que no escuche, pero cuando una vieja trata de decirme algo por medio de juegos de palabras, se torna algo complicado).

Creo que de la primera mujer que me enamoré en la vida era una niña llamada Lizbeth. Lizbeth era mi vecina en aquella colonia apestosa donde pasaron muchísimas cosas (que poco a poco les iré contando), Lizbeth era la niña mas linda de toda la calle (de hecho solo existían 3 o 4 niñas a lo mucho, incluyendo a mi hermana) y además era muy agradable. Todo fue muy gracioso: Yo nunca me percaté de su existencia hasta que un día, jugando con mi único amigo (solo éramos 2 niños ahí, en vacaciones se nos unían otros 2 que venían a ver a sus abuelos) Isra, sus padres salieron tomandola de la mano a ella y a su hermana menor. Fue ahí donde la ví por primera vez.
No puedo olvidar lo estúpido que me comporte. Traté de llamar su atención aventado el balón lo mas alto que podía, de un lado a otro, olvidando que Isra estaba ahí. Quería que siquiera me volteara a ver, no sé para qué, pero eso era lo que quería. No lo conseguí, obviamente.


Después de ese día, ocurrieron mas acercamientos con Liz, pero por alguna extraña razón, me era imposible articular una palabra, un simple "Hola" se volvía una muralla enorme que no podía cruzar, que era imposible hacer. Hasta que un día, mis papás en una posada barata que hicieron ahí en la calle, me dejaron sacar mi bicicleta. Isra y yo pasabamos horas en nuestras bicicletas, metiendo mano para ver por qué se soltaba la cadena, poniendole los famosos "diablos" para llevar a alguien de pasajero, comprando la canastita del mandado para ponerla atras del asiento e ir de volada a la tienda.... En fin, buena parte de algunos de nuestros días de diversión se iban en las bicicletas. Yo acababa de comprar unos "diablos" y estaba ansioso por estrenarlos, y me imaginaba a Liz, subiendose, pidiendome que la llevara a la tienda por unas paletas, que la llevara por el mandado de su mamá o simplemente que le diera una vuelta por el gusto de estar conmigo.

El ponche se servía y mientras, Isra y yo estabamos dando vueltas en nuestras bicicletas. De pronto, una niña de la calle, se llamaba Jessica (si mal no recuerdo) le pidio a Isra un ride en su bicicleta. Isra accedió y empezamos a dar rides a medio mundo, cuando de pronto, se acercó.... La vi caminando hacia mí, temerosa de meterse un golpe pero con ganas de subirse a la bicicleta.

-Hola!!
-Ehmmm....hola!- Respondí todo nervioso y maricón
-Oye, ¿Me puedo subir?

¿Que si puedes? ¿QUE SI PUEDES? Lo que había estado esperando todo este tiempo se reduce a 3 palabras... ¿ME PUEDO SUBIR?
Corazón latiendo fuerte.....Pantalones húmedos...... Era mi oportunidad.

-Sí, subete.

En ese momento ella subió a la parte trasera de mi bicicleta y empezó el recorrido...... No no no, me di vuelo totalmente, le di como tres vueltas a la calle, cambiaba de velocidad para sorprenderla, el solo hecho de tener sus manos en mis hombros era motivo suficiente para sentirme totalmente realizado.
Cuando se bajó, iba mas asustada que emocionada, pero ¿Y ESO QUE? Ya había yo tenido la oportunidad de establecer un contacto mas cercano a ella, me imaginaba besandola, abrazandola, hasta haciendole de comer pues.

A partir de ese momento Liz empezó a ser mas sociable conmigo y con Isra, si salía a algún mandado y estabamos afuera nos saludaba, si salía a jugar con las demás niñas y hacian "comidita" nos daba una probada (Ewww), en fin. Todo esto ocurría mientras yo no me daba cuenta de algo que en unos años más me dejó paralizado de la sorpresa.

Un buen día mis padres decidieron que era buena idea cambiarnos de casa. Nunca tuve el valor (como siempre) de decirle lo que sentí por ella, ni siquiera el día de la comida que organizaron por que nos cambiamos de casa. Ya instalados en la nueva casa, no volví a saber nunca más de ella. Hasta que un día, por mera casualidad, me la encontré cerca de donde ahora hago mi servicio social. Seguía igual de guapa, buena onda pero un poco más tímida de lo normal. Ese día recuerdo haber platicado más con su mamá que con ella, ya que habían abierto un pequeño local de raspados y esas cosas. De ahí regresé a mi casa todo emocionado por que había visto a la que me robó el corazón alguna vez, ya me veía yo conquistandola.... Pero a los pocos días regresé y el local estaba cerrado. Así estuvo los días siguientes y entonces comprendí que se había acabado para siempre.

Días después, por mera coincidencia me agregó al mensajero Isra. Después de estar hablando con él buen rato, me enteré de esa sorpresa que hizo que me retorciera: Isra y Liz habían andado mucho tiempo casi después de que me fui, que casi estaban comprometidos y que fueron muy felices. En ese momento me dieron ganar de golpearlo, pero después comprendí otra cosa: Era yo quien estorbaba en esa relación.

¿Ya ven por que digo que no entiendo las indirectas?

2 comentarios:

  Anónimo

4 de febrero de 2009, 1:55:00 p.m. GMT-6

Siempre tan modesto.....nula vida amorosa.....
Vaya que no te das cuenta de muchas "indirectas" me consta jajaja
Pero a pesar de q te consideras sin "atractivos" jojo hay una lista de quienes te encuentran así o no?? jajaja
Saludos!

  Anónimo

4 de febrero de 2009, 11:06:00 p.m. GMT-6

Ahh muchacho ya vi actualizas una vez al año ehh! y esa no me la sabía así completa, no la mencionabas mucho! Pero bueno sigue actualizando caray!
Rey exanimeeeeeeee! (espero que se escriba asi :S)